Comienza el verano y algunas plantas acaban su ciclo, mientras que otras están en su apogeo y algunas comienzan a echar flores. Los calabacines siguen dando una gran producción (agradecida por vecinos y compañeros de trabajo) mientras que los tirabeques ya se han secado y las judías del Barco de Ávila comienzan ya a resecar sus vainas. Las berenjenas acaban de echar sus primeras flores, aunque se han quedado muy bajitas; no sabemos si el sitio no les gusta, pero llevan dos meses si apenas crecer.
Los gatos campan a sus anchas y han descubierto que bajo el sombrajo de las remolachas es un lugar inmejorable para dormir la siesta. Puede que esa sea la razón de que los rabanitos y las zanahorias no prosperen en las últimas semanas...
El maíz se ha quedado de tamaño hobbit y ya ha echado sus flores masculinas y femeninas. Las patatas ya han terminado de echar flores y les hemos dado su último riego. Dentro de poco podremos recogerlas.
Los tomates de pera han sido los últimos en comenzar a echar sus primeros frutos: los de ensalada (ecológicos) y los tomatitos cherry también han comenzado a inflar los suyos y dentro de poco el color rojo llenará las filas.
Las zanahorias de algunos bancales han sido atacadas por las hormigas, que han decidido que con sus raíces podían alimentar a la colonia. Sin embargo otras parecen muy contentas de su semisombra. Dentro de poco también podremos empezar a recogerlas.
Las
primeras calabazas (que habíamos encontrado en el compostador y habíamos confundido con pepinos) crecen casi a ojos vista, llenando los surcos con sus ramas y sus zarcillos que se acodan en cualquier parte. Las primeras flores fecundadas ya muestran sus rayas verdes claro y oscuro, mientras que las
calabazas de Madeira crecen más despacio entre los maíces, en el
bancal de la milpa. Las
judías verdes trepan por las plantas de maíz y más arriba, ya que éstos se han quedado un poco pequeños.
Estos días de fresco le han dado un respiro al güertino, que amenazaba con colapsar si seguían los calores. Sin embargo, los gatos siempre encuentran el surco fresco mas apropiado para dormir, o abrazar a su amiga la piedra, como Cuscús, la gatita cálico.